Cuaresma, desierto y libertad.

Ya estamos en cuaresma, ese tiempo que nos invita a reflexionar y prepararnos previo a la llegada de los días santos. 40 días que nos recuerdan los 40 años que caminó el pueblo judío en el desierto después de la liberación de Egipto y que también nos recuerdan los días que pasó Jesús en el desierto previo a su salida a la vida pública. 40 días en los que la Iglesia como madre nos invita a una purificación del corazón por medio del ayuno, la penitencia y la oración.

El Papa Francisco en su mensaje de cuaresma tiene como tema central “A través del desierto Dios nos guía a la libertad”. Desierto y libertad. El pueblo judío encontró en el desierto la libertad después de haber estado bajo la esclavitud de Egipto por años. Es en el desierto donde recibe los 10 mandamientos, donde Dios los acompañó sin dejarlos un solo día guiándolos hasta llegar a la tierra prometida.

Desierto y libertad. Jesús se preparó en el desierto para comenzar su vida pública, para llevar el mensaje del amor de Dios a los hombres y así mostrarnos que podemos recuperar nuestra dignidad como hijos mediante su sacrificio en la cruz liberándonos así de la esclavitud del pecado.

El desierto se muestra entonces como un paso necesario para llegar a la libertad. Esta cuaresma es nuestro desierto, esa oportunidad de poner pausa, reflexionar e ir a nuestro interior para poder prepararnos bien y darle un mayor sentido a los días santos.

Nos dice el Papa Francisco en su mensaje “Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse”. Estamos tan rodeados de ruido y movimiento que este es el momento perfecto para darnos ese tiempo necesario, callar las voces externas y poder abrir el corazón para escuchar a Dios.

En cada cuaresma me he topado con varios recursos en redes para vivir una mejor cuaresma, retos, lecturas, novenas, música, series... consejos que son muy útiles, pero para sacarles un mejor provecho deben pasar primero por la reflexión. En ocasiones pareciera que queremos ir al desierto con Jesús, pero nosotros le marcamos el paso con lo que nosotros queremos dejar o eligiendo que hacer; mientras Él como maestro generoso y paciente nos deja hacerlo.

Sin embargo, hoy te propongo que le dejemos a Él que sea el guía. Así como Él nos enseñó cómo hacer oración, en lo secreto de nuestra habitación (Mateo 6:6-13), en lo más profundo del corazón deja que te muestre Él lo que quiere que trabajes, lo que necesites que sueltes para vivir mejor esta cuaresma.

¿Qué pedirá? ¿Será que te dejes amar más por Él? ¿Qué muestres más SU amor en tu familia, trabajo, amigos? O tal vez te pida que sí dejes ese gusto en comida, dulces, o alguna actividad, pero para que ese tiempo lo pases con Él.

Cada uno de nosotros somos diferentes, a cada uno nos toca tener el encuentro con Dios de diferentes maneras porque para cada uno Dios tiene una forma muy particular de hablarnos por lo tanto una forma particular en que debemos acallar el corazón para poderlo escuchar.

Así que aquí estamos, en la línea de salida, cada uno sabe lo que lleva en su interior, lo que quiere dejar que Jesús vea en nuestro corazón. Ese corazón en el que debemos reconocer que hay áreas que no queremos visitar mucho; sobre todo esa área en el corazón que se va llenando de cosas inconclusas, oraciones a medias, pérdida, alegrías no compartidas, miedos, así que es necesario entrar ahí, en lo profundo del corazón para que sea visitado por el Señor, pasar por el desierto y así Él pueda darle libertad.

Así es que te invito a pensar en qué harás diferente en esta cuaresma a las anteriores. Que sea un compromiso diario, un día a la vez. No pienses en la cuaresma como un todo sino como un paso a paso. Por ejemplo: Solo hoy haré el silencio necesario para mejorar mi relación con Dios. Solo hoy no comeré este antojo especial y lo ofreceré por quienes no tienen acceso a la comida o por quienes viven en zona de guerra. Y así cada día.

Así que aún es tiempo de pensar que es aquello a lo que Dios nos llama. Apenas va comenzando este tiempo para volver nuestra mirada a Dios, solo falta que digamos que sí; que apartemos tiempo y escuchemos pues lo que parece un murmullo es en realidad un grito de amor por parte de nuestro Dios para hacernos saber que ya nos esperaba para pasar este tiempo con Él.

Más allá de lo que podamos dejar esta cuaresma, que no apartemos la mirada de lo esencial, que es crecer en nuestra relación con Jesús, que sepamos que nuevamente nos invita a estar con Él, que nos llama al desierto para hablarnos al corazón. (Os 2, 16)

 

Carolina Torres

Mensaje del Papa Francisco cuaresma 2024

https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/02/01/010224a.html