En un quinto de segundo

Para mí, un buen libro es aquél que da de qué hablar durante y después de la lectura, donde no sólo cautivan los arcos de la historia o un personaje que hizo empatía con las emociones personales. Me refiero a cuando existen conceptos, ideas o párrafos que el autor expresó con tal facilidad que consigue que el lector se identifique, entonces, de alguna u otra manera este conjunto de enunciados comienzan a formar parte del pensamiento propio y una nueva visión para el análisis del entorno. En mi caso, me gusta comentar por horas, preguntar o escribir sobre lo recién leído, para así exprimir todo lo que acabo de recibir y hacerlo mío, no sólo dejarlo en el papel.

broken image

Un libro, con menos de 300 páginas ocasionó que cada hoja fuera un tema nuevo de discusión, por ejemplo sobre el abandono, la muerte, nostalgia, aprehensión, ilusión, entre otros. Estoy segura que no será la primera vez que escriba sobre Días sin ti (2019) de la autora Elvira Sastre, de hecho, necesito un club de lectura para desmenuzar a profundidad cada renglón.

Para ir directo al punto, por esta ocasión, quiero detenerme en un tema, que gracias a la autora, construí la idea de forma más poética, y es el tema de: la idealización. Según Google y su diccionario, lo definen como:

Idealizar

  1. verbo transitivo Considerar a una persona, una cosa o una situación como un modelo de perfección ideal o como mejor de lo que es en realidad.

Quisiera entrar en contexto con la historia de libro, y así explicar hacia dónde quiero dirigirte en esta entrada; Gael, es maestro de escultura en un instituto de arte, quién descubrió que al esculpir encontró su »latido» eso que le motiva y da impulso a su corazón. Su vida comienza a latir aún más cuando Marta entra por la puerta de su salón de clase y se presenta como la modelo que los alumnos esculpirán durante el ciclo, él la mira, queda cautivado y a partir de aquí se intuye hacia dónde se va esta historia.

Honestamente, disfruto comparar mi vida con la ficción ¿Qué tan descabellado estaba el autor para escribir tal o tal cosa? ¿Se apegó a la realidad o sólo buscaba un pretexto para emocionar al lector?

En esta parte del libro, quise jugar a la filósofa »¿En serio podemos enamorarnos tan rápido?» sin algún estudio científico en mano puedo decir que sí, efectivamente, soy testigo de como la atracción entre Marta y Gael, me ha sucedido… y vaya que qué bonito es.

Para darle un sustento más lógico y menos emocional, para quienes creen que el enamoramiento y las mariposas es sólo cosa de novelas o películas; científicos de la Universidad de Syracuse en Estados Unidos a través de un estudio revelaron que en un quinto de segundo, gracias a esa sensación de amor y primer encuentro, en nuestro cerebro se activan 12 áreas que liberan químicos que son productores de una emoción similar a la que causa el consumo de cocaína, estos son la dopamina, la oxitocina y la adrenalina, entre otros.

broken image

Esas 12 áreas del cerebro activadas, envían señales al corazón, lo cual hace que aumenten los latidos y aparezcas las famosas “mariposas en el estómago”.

Y aquí viene lo interesante, después de ese primer »flechazo» en un quinto de segundo, también ven afectadas las funciones mentales más complejas como la imagen de uno mismo y la creación de metáforas, es por eso que cuando nos sentimos enamorados, la forma en que nos expresamos se vuelve más romántica cerebro busca ver perfecto al otro, y todo esto es hermoso gracias a ese quinto de segundo.

Volvamos a Marta y Gael, quienes deciden comenzar una especie de relación. A decir verdad, desde los primero momentos entre estos dos personajes, se percibe la potencia de las mariposas que se dispararon en esa fracción de tiempo e inundaron el cerebro de Gael, pues su mente juega al poeta, haciendo un símil entre enamorarse y esculpir:

Es cierto: querer a alguien se parece a esculpir.
Primero observas su rostro y su cuerpo; lo miras y analizas buscando el detalle que lo hace diferente, y dejas que esa distinción se cuele en tu mente y evite que pienses en otra cosa. El siguiente paso es intentar conocerlo todo de esa persona: sus manías y sus sueños, también lo que mas teme y lo que pasó con cinco años, el nombre su primera masco, la ciudad donde viven sus abuelos. Cuando sucede todo eso, deseas encontrarte frente a frente con ella y aprenderte sus movimientos de memoria.

También quieres llenarla de ternura, dedicarle todo el tiempo que ahora parece escaso, ir poco a poco adentrándote en los espacios que permite que ocupes.

Del mismo modo, tropiezas con esquinas de su carácter que te incomodan y tratas de suavizar el choque, intentas no cambiarla, sino sacar lo mejor de ella y respetar su modo de ser; procuras, incluso, querer todas sus aristas. Finalmente, descubres que la vida a su lado es un rato muy pequeño, tanto como el tiempo que te ha llevado conocerla.

Sastre (2019) Días sin ti.Barcelona, España. Editorial Planeta S.A.

broken image

Nunca he practicado el arte de esculpir, pero esta comparativa que expresa el protagonista, me hace un choque de sentido pero sin lógica ¿Cómo es posible que un primer encuentro que dura un quinto de segundo ocasione que seamos más observadores y amantes de los detalles?

Se supone que el ejercicio de la contemplación es una práctica que exige atención, tiempo, presencia. Aunque por otro lado, la locura del primer encuentro nos convierte en expertos de la observación en tan solo un quinto de segundo. Eso sí, expertos selectivos, pues la mente juega sucio y sólo resalta lo que nos atrae, lo de mas lo minimizamos e idealizamos, así como el escultor a la escultura.

«Los novios han de querer construir su relación sobre la roca del amor verdadero, y no sobre la arena de los sentimientos que van y vienen». José María Contreras

Primero sueña con esa pieza perfecta, le apasiona y no deja de pensarle día y noche, pero conforme la va trabajando se torna más difícil, pues implica más delicadeza en sus movimientos para perfeccionar esos detalles, se da cuenta que no se esculpe sólo con sentimientos sino con tiempo, paciencia y objetivos claros. Lo mismo pasa cuando damos ése brinco de la idealización al amor por decisión.

Recordemos, que para ser auténtico en una relación, el amor requiere un camino de maduración, pues si partimos de la atracción inicial y del “sentirse bien” con el otro, debemos educarnos y modificar el “querer bien” al otro, a “querer el bien” del otro. El amor vive de gratuidad, de sacrificio de si, de perdón y de respeto del otro, como dijo Benedicto XVI

Y el corazón, aquel que nos da latidos de vida, podríamos decir que es el centro de cada individuo, de donde tomamos el impulso para actuar, por ende debe ser educado, cuidado, moderado, afinado, así como una escultura, para direccionar todo lo que es capaz de hacer, hacia una dirección un proyecto grande de amor.

Aún así, quiero remarcar que para dar ése brinco son necesarios los detalles, pues las pequeñas cosas son las que pueden hacer una diferencia en cada relación, estos permiten conocernos mutuamente, sin prisa pero con profundidad. Esos detalles hacen de la escultura un arte, pues no es lo mismo tener un primer encuentro con el mármol que amar el conjunto de aquello que se va trabajando en equipo y lo hace único; eso permite ver la escultura completa con ojos plenos.

Si bien, cuando sucede ese amor a primera, existen dos caminos provocados tan sólo un quinto de segundo y son:

1. Se trabaja y direcciona hacia un amor infinito

2. O sólo quedará una relación que está en búsqueda de una suma constante de fracciones de segundo, que llevan a nada y duran tan poco.

El enamoramiento está llamado a hacerse verdadero amor, y para ello la voluntad junto con la razón son dos cosas importantes, que al ejercitarlas durante la relación lo van haciendo todo más auténtico.

broken image

«el noviazgo debe ser una ocasión de ahondar en el afecto y en el conocimiento mutuo. Es una escuela de amor, inspirada no por el afán de posesión, sino por espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza»».— San Josemaría