Mi cuento con la Oración de Intercesión

Vengo caminando aproximadamente cuatro años de la mano de Dios, camino que no ha sido fácil, pero si distinto a como vivía hace unos años atrás, y en esa diferencia que Dios ha marcado, Él me regalo el gozoso de ser misionera y desde hace dos años mis semanas santas son vividas en misiones en algún lugar hermoso de mi amada Colombia.

En las misiones de este año, tuve la posibilidad de compartir con varios grupos de misioneras todos los días desde el domingo de ramos hasta el de resurrección. El jueves santo, lo considero mi día favorito, por ser el día en que se instituye la Eucaristía, el mandamiento del amor y el sacerdocio, pero debo decir que mi parte favorita es Jesús Eucaristía y me encanta contemplarlo, estar en silencio con Él, acompañándolo ese día y decirle: “Sabes Señor hoy no quiero nada para mí, quiero acompañarte en tu dolor, solo quiero eso”.

Pero retomando lo vivido en las misiones de este año, debo decir que este jueves santo en especial, yo tenía un plan para vivir esa noche junto a Él, me quería leer y meditar la pasión según el Evangelio de San Juan y acompañarlo con la lectura de las Horas de la Pasión; pero definitivamente mis planes no son los de Dios, Él tenía algo preparado y como siempre me quería sorprender y así fue. En la noche del jueves santo las misioneras con las que me encontraba, hicieron esa noche oración de intercesión imponiendo las manos unas a otras y haciendo adoración carismática, exaltando la gloria y majestad de Dios, pero yo con mi carisma de contemplación me descoloqué y como San Pablo me caí del caballo, quedé totalmente perdida, enojada y decepcionada de mí, porque era para mí una noche en la que tenía muchas expectativas y al final no cumplí ninguna y sentí que le falle a Dios y que lo deje solo en su sufrimiento.

Después de la caída del caballo, como yo la llamo, tanto los últimos días de misiones y ya en mi vida cotidiana, la oración de intercesión se me fue presentado y poco a poco fui procesando lo que me estaba pasando y al final pensé: “Señor, sabes yo la verdad no sé qué pretendes con todo esto, pero voy a hacer tu voluntad así yo no la comprenda”.

Luego de ser consiente del regalo que Dios puso en corazón, me tomé la tarea de profundizar a través de la Palabra y el Catecismo de la Iglesia Católica de que se trata la Oración de Intersección y en mi búsqueda, encontré que en el Evangelio de San Mateo 18, 19-20, Jesús les dice a sus discípulos: “Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá. Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

Respecto a este versículo, es sorprendente con que claridad Jesús nos pide que la oración no solo sea un tema individual, sino que se extienda para hacerse en comunidad y que en esa comunidad oremos los unos por el otros, y es que hoy como Iglesia se nos pide a todo momento que oremos por las diferentes crisis que se viven en el mundo y también, como nuestro Papa Francisco nos pide orar por él.

Pasando a las vivencias de San Pablo, en su Segunda Carta a los Corintos 1, 11, esto nos dice sobre la oración de intercesión: “Siempre que ustedes nos ayuden con sus oraciones. Si son muchos los que piden por nosotros, serán también muchos los que darán gracias a Dios cuando nos toque recibir.”; en este versículo San Pablo, le imprime a la oración un sentido misionero y de servicio, y es que la posibilidad de misionar orando es impresiónate, porque congregaciones como los Carmelitas Descalzados se han forjado con esta premisa, tienen la misión de orar y eso puede verse con Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona Mundial las Misiones, quien con su ejemplo podemos ver que se puede misionar orando sin ir muy lejos.

Sumado a la Segunda Carta a los Corintos, San Pablo en su Primera Carta a Timoteo 2, 1, continúa expresando la importancia de la Oración de Intercesión: “Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas;(…)”, el sentido de servicio de la oración de intercesión continua y es que considero que no se puede pensar a la Oración de Intercesión, solo como momento carismático, y es que lo es, pero sin quitarle importancia a un momento en que el Dios no se deja ganar en generosidad. La Oración de Intercesión comienza cuando pedimos oración por cada uno de nosotros o nos piden orar por una necesidad, también cuando en la Eucaristía nos unimos en la oración de fieles; se puede decir que la oración de intercesión es un pulmón para la Iglesia y que meditando las palabras de San Pablo, también puede considerarse como los pasos que la Iglesia para hacerse cercana.

Ahora, el Catecismo de la Iglesia Católica desde sus numerales 2634 al 2636 nos instruye sobre la Oración de Intercesión e inicia en su numeral 2634, diciendo que “La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular”, respecto a este primer acercamiento, podemos decir que la intercesión es por excelencia la acción de Jesús ante su Padre por todos los hombres, Él como primer intercesor, y esto lo podemos contemplar en la siguiente palabra de Jesús en la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Continuando, el numeral 2635 nos señala que: “Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios.”, y en este parte, este numeral nos deja que podemos entender que aquellos corazones que comprenden la intercesión entienden la misericordia porque se ven necesitados como Abraham que, como Padre de la Fe, clamó al Señor en todo momento y que la intercesión es para los débiles y necesitados y esos somos todos.

En el numeral 2636 del Catecismo de la Iglesia Católica, nos cuenta desde un aspecto vivencial que “Las primeras comunidades cristianas vivieron intensamente esta forma de participación (cf Hch 12, 5; 20, 36; 21, 5; 2 Co 9, 14). El apóstol Pablo les hace participar así en su ministerio del Evangelio (cf Ef 6, 18-20; Col 4, 3-4; 1 Ts 5, 25); él intercede también por las comunidades”, acerca de lo que dice este numerales, se puede con claridad que las bases de las palabras antes vistas de San Pablo, tienen raíces en su experiencia de oración con las primeras comunidades, en el orar por ellas y ser portavoz del Evangelio.

Para concluir, debo decir que desde mi experiencia es real que Dios siempre nos sorprende, y esa sorpresa es el tesoro de su Iglesia, en ella podemos encontrar diferentes carismas, diferentes caminos para alcanzar una única meta que ser Santos. Uno de esos diferentes caminos que tenemos como Iglesia, es la Oración de Intercesión, que nos permite misionar orando los unos por los otros.

Oriana Rojas Trujillo

Bibliografía

Evangelio según San Lucas 23, 34 https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-lucas/23/

1 Carta a los Corintios 1, 11 https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/2-carta-a-los-corintios/1/

1 Carta a Timoteo, 2 https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/1-carta-a-timoteo/2/

Numerales 2634 al 2636 https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p4s1c1a3_sp.html

Evangelio según San Lucas 23, 34 https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-lucas/23/

1 Carta a los Corintos 12, 4-7 https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/1-carta-a-los-corintios/12/