Oh Dios dador a todos de amor
qué grande es tu misericordia,
pues es tan fácil obtener tu perdón
y así contigo tener concordia.
Tan cerca está tu perdón
pero no estiramos la mano,
no damos el último estirón
para recibir tu gran te amo.
Aun así, pacientemente esperas
a la hora que nos plazca,
el derrumbar esas barreras
para que buscarte nos nazca.
Nos limpias, oh gran maestro
de nuestras culpas y pecados,
y nos libras de ese secuestro
que es vivir encadenados.
Consciente estoy que me has perdonado
por eso te agradezco y te alabo,
También por esos pecados del pasado
que ya dejaste sepultados.
Por los que vienen en el futuro
también, Señor, agradezco
pues hasta del pecado más duro
me perdonas, aunque no merezco.
Mil gracias señor te doy
pues de amarme no te cansas,
espero que mi corazón, así como hoy
te ame siempre, con muchas ansias.