Y tú, ¿sabes que es la Doctrina Social de la Iglesia?

“Que el que quiera ser grande, sea el servidor” (Mt 20, 26): esas fueron las palabras que me cambiaron la vida por completo.

Desde muy pequeña, me ha llamado la atención que durante siglos han existido problemas como el hambre, la pobreza, la violencia, la guerra, la desigualdad… y me he cuestionado por qué a pesar de los avances tecnológicos, científicos, políticos y de todo tipo, no hemos conseguido erradicarlos.

Al mirar a mi alrededor, me encontraba con el sufrimiento de tantas personas a las que de alguna u otra forma, personalmente o como sociedad, no habíamos conseguido responder. Observaba las noticias, algunos movimientos sociales e ideologías del momento, y me decepcionaba al darme cuenta de que eran insuficientes. Yo tenía claro que era necesario y más aún, que era justo hacer algo por cambiar las cosas, por hacer la diferencia, pero también sabía con total seguridad que si iba a apostarle mi vida a algo, tendría que ser sólido y verdadero.

Fue precisamente en este contexto que me encontré con la Doctrina Social de la Iglesia. En un mundo que está lleno de preguntas, la Iglesia no se cansa de dar respuestas. Así fue como a mis 12 años tuve la bendición de leer la Encíclica “Laudato Sí” del Papa Francisco sobre el cuidado de la Casa Común. Por primera vez, descubrí a una Iglesia que reconoce los problemas actuales en su realidad más cruda, los analiza a la luz del Evangelio, y nos invita a todos a contribuir para actuar como Jesús en la resolución de esas situaciones (este es el método de ver, juzgar y actuar).

Esto no es nada nuevo, pues nuestro amor correspondido a Dios exige salir también a los demás, por lo que la Iglesia ha pensado en las realidades sociales desde sus comienzos. Concretamente, fue el Papa León XIII quien, por medio de su encíclica “Rerum Novarum”, formalizó el inicio de lo que ahora conocemos como la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). En este documento publicado en 1891 (en plena Revolución Industrial), el Papa expresa su preocupación por el surgimiento de los movimientos marxistas (que utilizaban el sufrimiento de la clase obrera y enfrentaban a las clases) y el capitalismo desmesurado que explotaba a las personas, fomentaba el trabajo infantil y no brindaba ningún tipo de protección a los trabajadores. De este modo, el Papa brindó pautas claras para el abordaje de esta situación y puso por delante el respeto a la dignidad de la persona, sentando un precedente que seguirán sus sucesores en el papado.

La Doctrina Social se compone por los documentos publicados por el Papa o por los obispos (que comulguen con él y reconozcan su autoridad) en temas de materia social (medio ambiente, economía, medios de comunicación, trabajo, dignidad humana, medicina, familia, etc). Si bien cada documento puede leerse individualmente, san Juan Pablo II emprendió la tarea de elaborar el “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia” que es un documento en donde se resume la postura de la Iglesia sobre los temas sociales que se han tratado.

Lo apasionante de todo esto es que no se trata de un simple documento teórico en el que los obispos y el Papa reflexionan y opinan sobre las cosas que pasan en el mundo ¡Sino que expresamente nos invitan y nos piden a todos que cambiemos las cosas! En estos documentos se nos dan algunas ideas, principios y criterios que seguir, pero la Iglesia le da espacio al Espíritu Santo para que Él, con su divinidad creativa, inspire en nosotros las ideas para actuar en nuestro propio contexto. Concretamente la Doctrina Social nos plantea estos principios para poder actuar como lo haría Jesús:

  • Dignidad de la persona
  • Solidaridad
  • Subsidiaridad
  • Bien Común

Si en nuestras profesiones, en nuestras vidas personales, en la sociedad y en la política velamos por que se respete y promueva la dignidad de la persona, fomentamos la solidaridad, incentivamos la subsidiaridad (que el que tiene más ayude al que tiene menos), y trabajamos arduamente por el bien común (que existan las condiciones para que cada uno pueda desempeñar libre y plenamente su vocación), entonces tendremos la seguridad de que estaremos construyendo un mundo cada vez más cercano a la Verdad, el Bien y la Belleza.

Después de todo esto tal vez aún te preguntes qué es lo que hace diferente a la DSI de todas las demás propuestas, agendas u objetivos, por lo que me gustaría responderte desde mi perspectiva:

  1. No es pasajera: aunque responde a las necesidades concretas del tiempo en el que se publica cada documento, al estar cimentada en el Evangelio, sus principios serán vigentes ahorita, en tres años y en el año 2070 porque su fundamento es el del Camino, la Verdad y la Vida
  2. Su respuesta es integral: la Iglesia busca poner a la persona en el centro y atender a cada una de sus necesidades, sabiendo que esta no se puede fragmentar (se faltaría al respeto de su dignidad). Es necesario brindar soluciones que hagan un bien físico, psicológico, espiritual y afectivo para la persona.
  3. Nos orienta y deja espacio para el conocimiento técnico y el discernimiento personal: la Iglesia brinda pautas morales y espirituales para la acción de las personas, pero no se pronuncia en temas específicamente técnicos o prácticos debido a que sabe que eso corresponde al discernimiento personal de cada uno, al desarrollo de las tecnologías y a la evolución de cada circunstancia. En este sentido, nos invita a seguir el método de ver, juzgar y actuar para discernir cómo proceder ante cada situación (además de acercarnos los sacramentos y acompañamiento por medio de la dirección espiritual)

Además, a lo largo de la historia han existido personas que nos han demostrado que es posible vivir esto y llevar a Jesús ahí a donde nadie lo había imaginado antes. Un buen ejemplo es el Siervo de Dios Enrique Shaw, quien desde su empresa buscó dignificar el trabajo, mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores, contribuir al desarrollo de su país y glorificar a Dios con su labor. Su impacto fue tan grande que el día que él se encontraba en el hospital, más de 300 de sus trabajadores fueron a donar sangre para ayudarle.

Aquí te comparto un link para conocer un poco más de su vida:

 

Por último, quisiera recordar esas palabras de Jesús en el Evangelio de san Mateo que confrontaron tanto a los apóstoles y hoy en día deben de hacernos replantearnos nuestra forma de vivir:

“Ustedes saben que los poderosos de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Que no sea así entre ustedes, sino que el que quiera ser grande, sea el servidor”

Que no nos cansemos nunca de mirarlo a Él y de pedirle que si alguna vez nos cansamos de mirar con amor el sufrimiento del otro y tenderle la mano, no seamos nosotros, sino Él mismo quien nos haga salir al encuentro de aquellos que lo necesitan.

 

Katharina von Raesfeld

@entregarsesinfronteras

 

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