¿Cómo vivir la espera de Pentecostés?

Por: Isabel Borboa


Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos hijos de Dios. (Rm. 8,14). Como Hijos de Dios necesitamos del Espíritu, necesitamos de ese fuego en nuestras almas para poder vivir nuestra fe de manera auténtica y así dar testimonio de Cristo.

Jesús antes de su muerte les prometió a sus apóstoles un Consolador que los guiaría y los aconsejaría, así como Él lo había sido mientras estaba con ellos. Y sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Espíritu Consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, lo enviaré. (Jn. 16,7).

Pero ¿cómo nos preparamos como Hijos de Dios para recibir al Espíritu Santo o para el tan esperado tiempo de Pentecostés? Primero, lo primero. Se le conoce como Pentecostés, “al término de las siete semanas pascuales. La Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu.” (CIC 731). Es decir, el Espíritu Santo se revela completamente. El Catecismo de la Iglesia Católica, dice lo siguiente: “Desde ese día, el Reino anunciado por Cristo está abierto a los que creen en él: en la humildad de la carne y en la fe, ya comparten la comunión de la Santísima Trinidad.”

Esta fiesta en la Iglesia Católica se considera una de las celebraciones más importantes porque a partir de que se manifestó el Espíritu Santo sobre los apóstoles, éstos se llenaron de gracias e inmediatamente empezaron a proclamar la Palabra de Dios. “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” (Hechos 1:8).

Dios hoy también nos invita a esperar al Espíritu, Él como el Padre amoroso que es, quiere llenarnos de gracias. El Papa Francisco en una de sus catequesis nos menciona que “El Espíritu Santo nos transforma y nos hace experimentar la alegría de sabernos amados y habitados por Dios” y que sin Él nos sería imposible relacionarnos con Cristo y con el Padre.

Es por esta razón que debemos de prepararnos para su llegada y así acoger los dones y las gracias que Dios con mucho amor nos quiere entregar.

A continuación te comparto algunas ideas que el Padre Nicolás Schwizer del Instituto de los Padres de Schoenstatt tiene para nosotros:

 

1. Estar en disposición interior. Debemos anhelar en nuestros corazones al Espíritu Santo y sus dones. Dejar que Él tome en su manos nuestra educación y transformación para que nos renueve y así convertirnos en hombres nuevos.

2. Silencio. Busquemos espacios tranquilos y serenos que nos permitan estar en silencio para poder entrar en oración y que así podamos escuchar al Espíritu. Si en nuestro interior hay ruido, no lo podremos escuchar y no podremos saber lo que nos pide y desea para nosotros.

3. Pedirle a Mamá María. María se encontró en medio de los apóstoles el Día de Pentecostés, qué mejor que ella para pedirle ayuda para que nos acompañe en esta espera y nos guíe para recibir al Espíritu Santo. Recuerda que entre más amemos a María y nos encomendemos a ella, será más fácil encontrarlo a Él.

Esta época me llena de mucha esperanza porque Dios nos ama tanto que nos llena de su Espíritu Santificador para llenarnos de su gracia. Te comparto esta oración de San Juan Pablo II para preparar tu corazón y estar con el alma abierta a su amor.

“Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste.

Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.

Envía tu Espíritu y serán creados. Y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.”

Todavía estás a tiempo de preparar tu corazón. Busca espacios para orar y mantén tu alma dispuesta para que cuando llegue Pentecostés, recibas las gracias que Dios te quiere regalar.

 

Bibliografía:

Biblia Católica para Jóvenes, 2005, Rm. 8,14.

Biblia Católica para Jóvenes, 2005, Jn. 16,7 Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 731-732

EWTN (S.F). ¿Qué es Pentecostés?. Recuperado el día 14 de abril de 2023 de: https://www.ewtn.com/ es/catolicismo/fiestas-liturgicas/pentecostes-21129

P. Schwizer, N. (S.F). Esperando al Espíritu Santo. Catholic Net. Recuperado el día 14 de abril de 2023 de: https://es.catholic.net/op/articulos/41796/cat/901/esperando-al-espiritu-santo.html#modal