Leer novelas; es bonito y está bien

Cada vez que menciono a Jane Austen (1977-1817) como una de mis autoras favoritas, es normal escuchar éste tipo de comentarios »ah, sí la de las novelas románticas» o »Ya deja las novelas y mejor lee algo que te deje…» No sé tú, pero a mí me molesta bastante que la gente hable de forma despectiva sobre las novelas en general, no sólo las románticas. Como si aquel individuo que prefiere »leer algo que sí le deje» es intelectualmente superior. Perdón, pero no puedo con ésa actitud que desprestigia los gustos ajenos, pero dejando mis emociones de lado, vuelvo al tema que es más relevante, creo.

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La Abadía de Northanger (1817) sí, un libro de Jane Austen, ha sido una de mis lecturas recientes, que disfruté en todos los aspectos y ahora te cuento por qué:

Catherine Morland, ingenua, inocente, soñadora despierta, overthinker por naturaleza y aficionada a las novelas góticas. Llega a Bath, una zona de descanso en Inglaterra, ahí hace amistades nuevas y por supuesto siente amor a primera vista con Mr. Tilney. La familia del caballero -quienes erróneamente piensan que Catherine es una heredera millonaria- la invitan a su casa de campo, dónde la bruta desata su imaginación y según ella quiere investigar los secretos de la familia Tilney.

En pocas palabras; En un entorno lleno de chismes y malentendidos, dónde tenemos una mujer atrabancada, enamoradiza, distraída insistente, desesperada e impulsiva, algo saldrá mal. Me encanta.

La autora gozó de esta asombrosa capacidad de crear personajes con características atemporales y siempre con un toque humorístico, sin forzar -no es broma, tenía tiempo que un libro no me sacaba una carcajada- Catherine, honesta con un perfil real. Estas no son sólo características de los amantes de las novelas, cualquiera puede ser disperso y soñador, dónde en ocasiones no separamos la realidad de la ficción y nos dejamos llevar por nuestras ideas. No sé tú, pero jamás me había sentido tan identificada con un personaje que refleja perfectamente qué pasa por mi mente cuando me enamoro o me encuentro en situaciones determinadas.

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Un personaje en particular -que odié con todo mi ser- es Mr. Thorpe, quién juzga a la protagonista por leer novelas pues las considera una »Sarta de tonterías y un hábito completamente necio», aquí podría poner mis razones y argumentos para refutar esa idea errónea, pero Jane Austen lo hizo mucho mejor. De hecho, desde el inicio de la novela encontramos un párrafo que se lee en tercera persona -suponiendo que es el narrador- pero conforme vamos avanzando es la misma Jane Austen, quien alza su voz, pues tiene algo qué decir y sabe que su audiencia la escuchará; habla de forma directa e irónica a los lectores, para que sean valientes y no les de pena decir que leen novelas, cito:

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»Se encerraban para leer juntas alguna novela. Sí ¿por qué no decirlo? no pienso ser como esos escritores que censuran un hecho al que ellos mismos contribuyen con sus obras, uniéndose a sus enemigos para vituperar este género de literatura. Representamos a un grupo literario injusta y cruelmente denigrado, aún cuando es el que mayores goces ha procurado a la humanidad. Por soberbia, ignorancia o presiones de la moda (…) al preguntarle a una dama qué lee, ella sentirá cierta vergüenza de haber sido descubierta concentrada en una obra en la que, por medio de un refinado lenguaje y una inteligencia poderosa, le es dado conocer la infinita variedad del carácter humano y las más felices ocurrencias de una mente avispada y despierta (…)»

Es que no me queda nada más que reafirmar las palabras de este párrafo, que te animo con vehemencia a que leas completo en el libro. Sin duda, leer novelas es bonito y está bien; si aún no te sientes lo suficientemente convencido, te anexo un par de investigaciones que reafirmar el poder de leer e inmiscuirse en las historias:

  1. Una investigación sobre psicología cognitiva publicada por la Annual Review of Psychology demostró mediante la utilización de un escáner de resonancia magnética que existe una conexión entre las neuronas que utilizamos para comprender los libros y las que usamos para interactuar con las personas, superponiéndose unas con otras
  2. El profesor de psicología cognitiva de la Universidad de Toronto Keith Oatley asegura que “Leer un buen libro produce una sensación de realidad vivida. Esta simulación se ejecuta en la mente de los lectores así como las simulaciones informáticas se ejecutan en los ordenadores». Además, también asegura que los lectores son «Personas más comprensivas y con mayor capacidad para entender a los demás y frente a ciertas situaciones en base a lo que se ha leído».
  3. La lectura tiene la habilidad de desarrollar la intuición de los lectores, lo que ayuda a entender mejor las reacciones de los demás permitiéndonos ponernos en su lugar, tanto también como las señales que envía el entorno. A través de ésta práctica se modifica nuestra conducta hacia los demás y nos volvemos seres más empáticos.

Fuente: Universia, 2015

Conclusión, repite conmigo: Leer novelas es bonito y está bien.

Nos leemos luego.
Clara C.