Se acerca el Adviento,

¡Ya llega Navidad!

Empezar a escribir este artículo sobre el tiempo litúrgico del Adviento nos emociona muchísimo, porque es uno de nuestros tiempos favoritos, el más nostálgico, el más alegre, el más fraterno y con una ternura inexplicable, así lo sentimos, es una dulce espera.

Antes de hablar del Adviento, debemos decir que la Santa madre Iglesia tiene una riqueza litúrgica que se prolonga durante todo un año, eso quiere decir que celebramos cada uno de los hechos históricos de nuestra salvación mediante el año litúrgico como lo define el Padre Antonio Rivero en su artículo “¿Qué es el Año Litúrgico?”.

El año litúrgico se distribuye en cuatro tiempos distribuidos en todo el año, iniciamos un nuevo año con el Adviento como la dulce espera del nacimiento de Jesús, el tiempo ordinario vivir la cotidianidad de la mano de Dios, la cuaresma preparación en el desierto, morir al pecado y resucitar para la santidad y pentecostés efusión del Espíritu Santo.

Pero antes de ponernos sentimentales y entrando en el tiempo litúrgico recordemos que el término Adviento, proviene del latín "Adventus" que significa venida, en el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo y el tiempo litúrgico con el que iniciamos un nuevo año litúrgico. El Adviento, comprende los primeros cuatro domingos anteriores a la navidad (25 de diciembre) y este año 2023 lo iniciaremos el 3 de diciembre.

En las cuatro semanas en las que vivimos el Adviento, vivimos la espera del nacimiento del Señor con la lectura del profeta Isaías y con los Evangelios en donde los personajes principales son San Juan Bautista y la Virgen María, con ellos nos preparamos para ser testimonios de la Luz y para que nuestros corazones sean propicios para que nazca el Rey de Reyes.

En los cuatro domingo del tiempo litúrgico del Adviento vividos con la corona del Adviento como símbolo de la espera del ciclo, comenzando con el domingo del 3 de diciembre nos preparamos las lecturas alusivas a la segunda venida del Señor, en el segundo domingo del 10 de diciembre nos preparamos a luz del misterio de la Encarnación, Dios es glorificado con el SI de la nuestra Madre la Virgen María y con esta alegría en el tercer domingo 17 de diciembre se le denomina Gaudate en el vivimos la alegría como lo dice la Carta de San Pablo a los Filipenses 4, 4-5 “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres, el Señor está cerca” y finalmente, el 24 de diciembre como último domingo aguardamos el nacimiento del Señor para que el 25 de diciembre vivamos a plenitud la Navidad, el nacimiento del Señor Jesús en nuestras vidas.

Por otro lado, cada tiempo litúrgico se caracteriza por un color en específico, el Adviento se caracteriza por el uso del color púrpura morado, ya que en la tradición se incluyó dicho el color, debido a que su tonalidad oscura “de reyes” simboliza preparación, penitencia y soberanía para recibir a nuestro Rey Jesucristo.

El púrpura morado en el Adviento, es también el color del sufrimiento y la preparación para la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo que se usa durante la Cuaresma y en los primeros días de la Semana Santa, esto indica una relación directa entre el nacimiento y la muerte de Jesús, ya que no es posible separar la crucifixión de la natividad, porque el propósito de la venida de Jesús al mundo, es traer la plenitud de la revelación, y le da pleno cumplimiento en su muerte y resurrección, ¿No les parece hermoso el simbolismo que usa la iglesia para enseñar y transmitir la Fe?.

El tiempo litúrgico del Adviento, es un recordatorio que cada año nos recuerda que es un período hermoso para los cristianos y que nos invita a vivir 3 aspectos fundamentales tomados del artículo “El Adviento, preparación para la Navidad” de Tere Vallés:

El primero, revisar nuestra historia: para celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén, es necesario encontrar un sentido coherente de cómo ese acontecimiento influye en mi existencia, en mi historia personal, porque todo un Dios que se hizo pequeño, lleno de humildad y pobreza, que vino como uno de nosotros, para hacerse tan cercano que pudiéramos relacionarnos con Él de una manera más sencilla y genuina.

El segundo, vivir el presente: Ese bello acontecimiento de la navidad no puede quedar solamente en una fecha del año, debe permanecer en nuestro corazón la alegría de tener a un Dios vivo, presente y actual, que no abandona.

Y el tercero, preparar el futuro: Eso significa que no podemos perder la esperanza a pesar de las realidades inquietantes del mundo, ya que debemos confiar en las promesas que Jesús dejó entre nosotros, en su voluntad y misericordia, muestra de ello, es que los profetas anunciaron la venida de Emmanuel, y el pueblo tenía esperanza en su llegada, nosotros que ya lo tenemos vivo y actuante en la Eucaristía, no podemos dejarnos robar la paz y la esperanza por las angustias e incertidumbres del futuro.

En síntesis, si pudiéramos describir el tiempo litúrgico del Adviento en tres palabras serían: Alegría, porque somos amados por Dios maravilloso, Esperanza de ser salvados para anhelar vivir eternamente en su presencia y el Amor que debemos transmitir a lo largo de toda nuestra vida terrena para contagiar a demás .

La motivación que deseamos transmitir en este escrito está basada en las palabras de un gran santo, San Pio de Pietrelcina, quien decía: “Todas las fiestas de la iglesia son hermosas… la pascua, si, es la glorificación… pero la navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa el corazón”.

Es hora de que desempolvemos nuestro espíritu infantil e inocente, recordemos que el Reino de los cielos es de quienes sean como niños, como nos recordó el mismo Jesús en el Evangelio de San Mateo 19,14.

Finalmente, consideramos importante mencionar, que en esta época del año se suele confundir las fiestas con la navidad, debido a que en las festividades hay saturación de publicidad para comprar todo tipo de cosas, en todo el mundo es la época de mayor consumo de muchos productos, viajes, ropa, juguetes, zapatos, comida, licor etcétera, sin condenar nada de ello, porque es lindo compartir en familia y amigos teniendo momentos fraternos, sin embargo, todo lo material puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento y de la Navidad.

Es por ello que debemos esforzarnos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con pensamientos, sentimientos y acciones concretas y coherentes, preparando el corazón, disponiendo el alma y recordando la caridad, que ésta época nos mueva a compartir con nuestros hermanos más necesitados, acompañemos a aquellos que por estos días se sienten más solos y desesperanzados.

Que la buena noticia, la ternura, el amor, la bondad y la paz que se anuncia en Nochebuena, inunde cada rincón de nuestros corazones, nuestras familias, nuestros países y el mundo entero.

Salgamos a anunciar entre villancicos que nuestro salvador, el Dios todopoderoso, amoroso y cercano, ya está aquí entre nosotros…

¡Te deseamos feliz y santo Adviento!

P.D. Te dejamos tres artículos que te pueden ayudar a evaluar y profundizar sobre este maravilloso tiempo litúrgico.

https://catholic-link.com/corazon-limpieza-adviento/

https://catholic-link.com/navidad-check-list-adviento/

https://catholic-link.com/todo-sobre-el-adviento-fray-abel/

Por: Estefanía García Duque

Oriana Rojas Trujillo

Fuentes